Se le esperó durante dos largos meses en los que se produjeron contínuos avistamientos no confirmados en tierras catalanas. Pero Nolito ha vuelto y lo ha hecho en Getafe, donde fue decisivo para que el Celta diera vuelo a sus aspiraciones europeas con un laborioso triunfo en uno de sus feudos malditos. Por esas situaciones inescrutables que se producen en el fútbol, cada vez que los celestes se acercaban a Getafe se desteñían. Algo de eso ocurrió en esta ocasión. El Celta no fue el Celta que quiere la pelota y la maneja. Fue otro, pero ganó y dañó con su victoria a un rival que expuso todo su arsenal para quedarse con los puntos y al final se topó con su sexta derrota consecutiva.
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