La falta de gol, su gran asignatura pendiente en este curso, penalizó al Atlético en Eindhoven. La valentía con la que se empleó el equipo y también Simeone en su planteamiento no reflejó ese incómodo cero a cero para la vuelta. Le queda el regusto amargo de esa apuesta atrevida en casa del campeón holandés, que salió vivo, pero fue controlado y pasado por encima por su rival en la mayor parte del encuentro. Once contra once, los jugadores de Simeone fueron mejores y contra diez, la última media hora, asumieron el control total del juego. En ese tramo la faltó una mayor claridad en los últimos pases, pero apenas tuvieron sobresaltos y metieron al PSV en su campo, que se defendió con todo para alargar su vida en esta eliminatoria hasta los cardíacos 90 minutos que se esperan en el Calderón
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