No jugó un buen partido el Sevilla en Noruega. La ventaja acumulada en la ida por el campeón condicionó lo ocurrido en la fría noche escandinava. Los suplentes que alineó Emery apenas se reivindicaron y el Sevilla navegó con más pena que gloria en un pleito sin demasiada historia. Debió ganar el equipo andaluz, pero casi nunca encontró continuidad en su juego, ofreciendo una imagen blanda, lejos de la fuerza y competitividad que suele exhibir el equipo que entrena Emery.
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