La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) ha decidido apartar de su puesto al vicepresidente de la institución, José Maria Marin, uno de los directivos de la FIFA detenidos ayer en Zúrich, hasta que se aclare su situación. El poder que atesora Marin, de 83 años, es de tal calibre en el mundo del fútbol brasileño que hasta el nuevo edificio de la sede de la federación lleva su nombre.
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