Dominaba Novak Djokovic su enfrentamiento contra el luxemburgués Gilles Müller, nada fuera de la lógica, otro paso más hacia esa trofeo del Grand Slam que falta en su vitrina particular. 6-1 en el primer set y 5-4 a su favor en el segundo. Todo según el guión del número uno, favorito en las apuestas y arropado desde su palco por su amigo Zlatan Ibrahimovic, futbolista genial del PSG que como a Nole, al Nole de antes, no tanto al de ahora, suele jugarle malas pasadas su temperamento. Hasta ahí, más allá del revuelo que causó la presencia del gigantón sueco, todo en orden.
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