Los jugadores del Barcelona saltaron al césped para celebrar con una melé primero y una especie de sardana de brincos después el título de la Copa al tiempo que las dos aficiones se reconocían entre aplausos la incondicional entrega. Pero el trofeo era del Barça, que ya tiene el doblete —a la vuelta de la esquina está la final de la Champions ante la Juve— y que alargó la jarana y la algarabía en el Camp Nou, quizá porque la Liga la logró en el campo del Atlético y entonces se quedó a medias en la celebración. Esta vez se tiraron de cabeza todos los jugadores sobre la portería del Gol Sur; Piqué recortó un trozo de la red de la portería; el cuerpo técnico al completo se hizo una foto; el mismo central logró que la afición hiciera la ola; hizo alabanzas hacia las gradas; se sumaron los niños… Todo fue improvisado menos el alzamiento del laurel, toda vez que fue Iniesta quien en su papel de segundo capitán acompañó a Xavi al palco del Camp Nou. Recordó a 2011, cuando Puyol invitó a Xavi a recoger el trofeo de la Liga, símbolo de un cambio generacional y de brazalete futuro como anoche. “Estoy contento por lo vivido, por haber podido jugar casi toda la segunda parte y por levantar la Copa con Andrés”, expuso Xavi, que esta vez sí se despidió del Camp Nou.
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