La jornada comenzó con caras largas. Primero, la de Marcel Granollers, sin opción (6-2, 7-6 y 6-3) ante un Roger Federer que se despertó tempranero y quería resolver por la vía rápida, aunque al final se enredó más de lo previsto para firmar su 63º triunfo en París; y después, a eso del mediodía ya, la de Fernando Verdasco, todo un poema después de caer (6-4, 0-6, 1-6, 7-5 y 10-8) ante el alemán Benjamin Becker, muy pero que mosqueado el madrileño porque lo tuvo y al final se le escapó, o sea, de vuelta a casa. Así iba el tema para los tenistas españoles, complicado.
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