Los centrocampistas del Eibar y del Granada recibieron un curso rápido de ornitología en Ipurua. Su misión consistió en permanecer agazapados en el círculo central y mirar hacia arriba, para ver el paso de los balones a una altura considerable, como si fueran bandadas de aves migratorias. Les faltó llevar prismáticos para observar con más detalle el vuelo de la pelota de LaLiga. Estaban allí para eso, mientras Dmitrovic y Rui Silva pateaban la bola de área a área, y los defensas hacían lo mismo mientras los delanteros intentaban cazar algo. Se trataba de imponerse en los duelos, en las segundas jugadas; de ganar batallas.
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