Es un duro castigo contra la utilización política del deporte. El iraní Alireza Firouzja, de 16 años, a quien no pocos ven como aspirante a campeón del mundo a partir de 2022, está harto de que su Gobierno le prohíba jugar contra israelíes y dispuesto a cambiar de nacionalidad. Residente en Chartres (Francia), el joven portento disputa desde hoy en Moscú los Mundiales de Rápidas y Relámpago con la bandera de la Federación Internacional (FIDE). No habrá más iraníes en las competiciones masculinas; pero sí en las femeninas, porque en ellas no hay israelíes.
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