Lo que comenzó torcido acabó de la peor de las maneras para el Espanyol, superado por un Leganés con menos pretensiones pero con más intención porque sabe a lo que juega. No así el equipo de Machín, que perdió antes de empezar porque solicitó que se retrasara la hora del duelo por falta de sueño, toda vez que en la noche anterior un error en la catenaria provocó que el tren se detuviera cuatro horas en Guadalajara, lo que retrasó significativamente a la expedición. Rodó el balón y lo hizo sobre todo entre los pies de los jugadores del Leganés, definido también en las botas de En-Nesyri y Braithwaite, delanteros con gancho de los que carece el club blanquiazul. Una tara a solucionar con urgencia en invierno porque sin puntería no hay salvación que se precie, ahora que el equipo suma ocho partidos sin ganar y que se queda colista en solitario tras un nuevo descalabro con el equipo que le precedía en la tabla.
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