Nadie le tose al Liverpool, ni siquiera el VAR, que le rescató (1-0) en un duelo áspero e incómodo ante el Wolwerhampton, uno de esos visitantes indeseados, un equipo que perdió en el estreno de la temporada en casa del Everton y desde entonces había puntuado no sólo las siete veces que salió de su estadio para jugar partidos de Premier League sino también en las tres que hizo en la Europa League. En febrero le espera el Espanyol en la competición continental.
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