Pasaron, así, tan rápido, los años 10. La década que termina comenzó con un sueño hecho real en julio de 2010, y, siempre encadenado, un fin de época, el fin de una ilusión. Dos meses antes de su final, un keniano con unas zapatillas atómicas, el non va plus de la tecnología, corrió 42,195 kilómetros, un maratón, en menos de dos horas, 1h 59m 40s. Anunció el fin de unos tiempos, el alba de otros, y todos se sintieron con ganas de opinar, porque se ve asomar al futuro. Se van 10 años en los que todo fue posible. Escama lo que llega, la tercera década del siglo XXI, que huele a pesimismo tecnológico y vital.
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