Faltan trofeos en las vitrinas del Liverpool, desde luego esa Premier que tan cerca tiene en la campaña actual y que tanto ansía porque el último título de liga inglés lo alzó en 1990 cuando la competición aún estaba bajo el paraguas federativo. Referencial en tantas cosas, siempre triunfador a nivel internacional, al club de Anfield se le extrañaba un entorchado universal. En los setenta lo despreció y no quiso optar a ellos, después cuando volvió a reinar en Europa, cayó en tres finales intercontinentales. Esa victoria que le faltaba ya está aquí para dar todavía más valor al cambio operado tras la llegada de Jürgen Klopp, que en cuatro años ha convertido a un club desnortado en el mejor del planeta.
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