La del Monterrey es la historia de un renacido total. Hace cuatro meses estaban relegados, sin entrenador y con escasas posibilidades de competir por la Liga. Y, además, debían hacer un viaje hasta Doha para jugar el Mundial de Clubes. El ajetreo y una mala racha hacían desaparecer las posibilidades de sonreír. Hasta que llegó Antonio Mohamed. El Turco, como le apodan de cariño, se hizo cargo para maquillar el mal torneo del club. Y allí ocurrió su despertar: terminaron terceros en el Mundialito y, este domingo, los Rayados se quedaron con el trono en México al quitar del camino al América, el equipo con más títulos, en la tanda de penaltis (4-2).
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