Había dos cosas que a mi padre le encantaban especialmente: hablar de fútbol y ver entrenamientos. Por ese motivo, y aprovechando que me visitó, junto a mi madre, en Tel Aviv, donde por esos días trabajaba como director deportivo del Maccabi, vino a todas las sesiones. Le encantaba acudir, observar y charlar. Además, entonces dirigía al equipo Peter Bosz, un técnico fiel a su estilo de juego. Así que se sentó en un banco mientras yo me ausenté un momento por una pequeña reunión. No habían pasado ni cinco minutos, cuando comprobé de nuevo el ojo especial que tenía para reconocer talentos. Y es que, nada más sentarme a su lado, me señaló rápidamente a los dos jugadores con más toque que destacaban sobre los demás. Realmente, no me sorprendió que hubiera acertado de lleno. Le había bastado muy poco tiempo para conseguirlo, apenas un instante. Aquello fue tan solo unas semanas antes de su fallecimiento, en marzo de 2016.
source Portada de Deportes | EL PAÍS https://ift.tt/33VN70b
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire