La eclosión anotadora de Ricky Rubio rumbo al Mundial de China que empieza este sábado (18,7 puntos de media en los seis encuentros de preparación) ha sorprendido a todos menos a los que le conocieron siendo un crío. En 2006, mientras la selección española jugaba en Hiroshima la primera fase del torneo en el que acabó ganando el oro, un genio precoz, que aún no había cumplido los 16 años, se coronó campeón de Europa de la categoría protagonizando una exhibición memorable. La hoja de servicios de aquel quinceañero en la final ante Rusia fue una oda al baloncesto total: 51 puntos (con 16 de 25 en tiros de dos, 2 de 6 triples y 13 de 17 tiros libres), 24 rebotes, 12 asistencias y 7 recuperaciones. “El mérito es de todos y este título hay que agradecérselo a todo el equipo; hemos disfrutado de este campeonato como un fabuloso grupo de amigos”, resumió entonces el joven Ricky, que ya acumulaba 14 partidos con el Joventut en la ACB.
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