“¿Aquí se entrena todos los días? ¿Puedo entrenar aquí…?”, preguntó chapurreando castellano un ‘canijo’ de 12 años a Quino Ruiz, seleccionador nacional de yudo, allá por 2009. El ‘canijo’, como lo llama Ruiz era Niko Sherazadishvili. “Sí, aquí se entrena todos los días’, le contesté. Apenas hablaba castellano. Entre nosotros hubo un flechazo”, cuenta el técnico que ha forjado a Niko. No había cumplido todavía los 13 años y acababa de llegar a Brunete. Hoy tiene 23 años y el jueves en Tokio buscará repetir el oro mundial que cosechó el año pasado; el primero en la historia del yudo masculino español.
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