vendredi 30 août 2019

James, saber jugar y saber vivir

Las apariciones. Ansu Fati, un niño de 16 años rápido, hábil y atrevido, apareció en la Liga y su ingenuidad despojó al fútbol de los anclajes tácticos que lo convierten en un bodrio para devolverle al juego su frescura. Todos queríamos lo mismo, que le dieran el balón para descubrir un talento que justificara tanta precocidad. Siempre hay que festejar el arribo de aventureros que, como João Félix, Odegaard, Kubo o Ansu Fati, vienen, aunque no se lo propongan, a desafiar una burocracia de pizarra que consigue convertir en tedioso un juego emocionante. Hay entrenadores empeñados en una búsqueda de la perfección para quitarle espacio y tiempo a los rivales. Lo que quitan es, sobre todo, el sentido del riesgo que reclama el aficionado medio, que no paga una entrada para aburrirse. Estos jóvenes excepcionales representan la esperanza porque se ocupan, nada menos, que de romper lo establecido. Y de ganar los partidos.

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