El regreso de Martin Odegaard a España no ha tenido la fanfarria de su primera llegada, en enero de 2015. En aquellos días era un adolescente de 16 años con la etiqueta de fenómeno precoz, procedente de Noruega, un país imprevisto en la producción de jóvenes figuras mundiales. Casi todo en Odegaard era insospechado: su origen, su adiestramiento y su exposición como futbolista. Probablemente ha sido el primer jugador que ha invertido los términos habituales en el mercado fichajes. Ningún equipo le eligió, él eligió el club donde quería jugar.
source Portada de Deportes | EL PAÍS https://ift.tt/2L7X02e
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire