vendredi 1 mars 2019

Paralluelo paga su debú con 15 años

Saúl Ordóñez, un berciano con raíces en el país sanabrés que va para geógrafo, tiene casi terminado un trabajo de fin de grado sobre la despoblación de la Castilla milenaria entre la indiferencia absoluta, pero si se hubiera pasado la mañana en la zona mixta armado con una libreta, un bolígrafo y su gran curiosidad natural, habría obtenido elementos suficientes para elaborar una tesis doctoral sobre la imposible relación entre la mente del atleta y su cuerpo, al que debería dominar con la fuerza de su voluntad, pero ante el que se rinde, paradójicamente, pues el cuerpo tan entrenado ha alcanzado casi una autonomía que asusta, y manda. Y Ordóñez podría haber empezado muy fácilmente, simplemente oyéndose a sí mismo relatar por qué huyó de la pista como si fuera la vía del tren por la que se acercaba el Expreso de Galicia cuando solo faltaban 100 metros para terminar una serie de 1.500m en la que iba perfectamente colocado, en la chepa del fenómeno juvenil Jakob Ingebrigtsen.

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