Aplaudiendo el despojo. La FIFA, la UEFA y la ECA (Asociación de Clubes Europeos, en sus siglas en inglés) se disputan los días para vender el producto. El producto es el partido, la pelea es por el negocio y faltan días para tanta ambición. Se está modelando un futuro en donde los clubes grandes, conscientes de su poder, lleguen a ser grandísimos. Una voracidad que no respeta ni la tradición ni la salud de los jugadores ni los intereses de los clubes medianos. Se entiende mal que, precisamente los medianos, sean funcionales a las ambiciones de los grandes y contribuyan a darle estatura moral al atropello participando en organismos que, como la ECA, no se caracterizaran por su piedad. Ya que primero perderán a sus mejores jugadores, luego los fines de semana y finalmente la relevancia deportiva y la capacidad económica, al menos no aplaudan. En cuanto a los jugadores, no hablan. Los anónimos porque no tienen voz y los consagrados porque tienen la boca llena.
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