En cuanto la pantalla marcó 2-1, Laura Palacio se tiró al suelo y no paró de llorar hasta media hora después. Había derrotado a la vigente campeona del mundo, la griega Eleni Chatziliadou, y acababa de ganar el oro en kumite, en la categoría de +68 kg. Salió disparada del tatami y subió corriendo las escalares de la grada, de tres en tres, hasta abrazar a su madre, que estaba aplaudiendo sentada en una silla de ruedas. “Para mí es un sueño, no me puedo creer que lo haya conseguido después de todo lo que hemos pasado estos últimos meses”, cuenta Laura, madrileña de 32 años afincada en Tenerife.
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