dimanche 31 mars 2019

“Sorprende el machismo de las mujeres”

“Yo es que ni pensé en ser árbitra”, dice Loli. “Yo de pequeña viví el fútbol con mis hermanos; en casa estaba rodeada de chicos y de balones. Hace 25 años no había equipos de chicas porque no había suficientes licencias. Así es que me metí en un equipo mixto en Murcia. Era la cinco. Iba a por todas. Un día arrastré y el chaval que iba a patear el balón me dio en la pierna. Me fracturé la tibia y el peroné. Tenía 12 años. Seis meses después me recuperé, pero ya no pude continuar con chicos porque a partir de los 12 no se permiten equipos mixtos. Entonces mi padre me dijo: ‘Si te gusta el fútbol y no puedes jugar con chicas la otra figura dentro de un terreno de juego es un árbitro’. Él me insistió: ‘Loli, anímate’. Me llevó al curso, me inscribí, lo pasé, me dieron mi traje, mi silbato y mis tarjetas. ¡Y a arbitrar! No había reparado en los árbitros hasta que yo misma pité mi primer partido de alevines en El Esparragal con 15 años. Cuando terminé me duché, recogí mi mochila y me fui. Y cuando salía me llamó el delegado: ‘¡Loli! ¡Que te tenemos que pagar!’. ‘¿Pero es que aquí se cobra?’. ¡No sabía que se cobraba! Eran 1.000 o 2.000 pesetas. Así pagábamos la gasolina del coche de mi padre, que me llevaba a todos los partidos”.

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