Una obra de aluminio y cuero a razón de 80.000 euros más IVA. El tono plateado del futbolín más caro del mundo es lo primero que se ve al entrar en la tienda. No en cualquier tienda. Es la Maison Degand, una de las mecas del lujo en Bruselas. Camisas de 600 euros, zapatos que rara vez bajan de 1.000, trajes a precio de coches. Rodeado de prendas de vestir cuidadosamente esculpidas a mano, ahí está, con sus más de 100 kilos de peso, el futbolín, resultado de seis meses de trabajo del escultor francés Stéphane Cipre.
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