Boca abierta, rugido al aire, puño en alto; al otro lado, un número uno atropellado y derrotado, apeado de Miami por un adversario que va camino de convertirse en uno de sus mayores tormentos. Roberto Bautista es, de nuevo, por segunda vez esta temporada, el verdugo de Novak Djokovic. Ocurrió en las semifinales de Doha, el pasado 4 de enero, y volvió a ocurrir ayer, sobre el cemento norteamericano. Al serbio se le atraganta el tenis pétreo del castellonense, y este firmó una de esas remontadas que tienen un espacio propio en el baúl de los recuerdos: 3-6, 7-6 y 6-4, en 2h 29m.
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