El fútbol ha cambiado tanto, que ir al campo un viernes, ha pasado de excepción a costumbre. Es como el clima. En Bilbao había subido tanto el termómetro en las últimas semanas, que resultaba extraño en San Mamés, frotarse las manos para espantar el frío. Y como el tiempo salieron los equipos al césped, fríos. Como si los viernes no se jugaran nada, aunque sí que se jugaban, y así estuvieron hasta que marcó el Espanyol. Y en ese lapso de nimiedad, en la grada dio tiempo a casi todo, hasta para los selfies de un periodista chino que sigue a su compatriota Lei Wu, con un osito de peluche con el que se pasea por las tribunas de prensa.
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