Cuatro años después vuelve el Oporto a los cuartos de final de la Liga de Campeones. Con esfuerzo y merecimiento, cuando parecía un equipo muerto por tanta brega. Le auxilió el videoarbitraje para señalar un penalti casi sobre la bocina y castigar a una Roma pacata que apenas obligó a Casillas. Mezcló el apuro con la cordura el Oporto para acometer la desventaja de un gol que traía de la ida y desnudó a la Roma, que venía de ser vapuleada en el derbi contra el Lazio, llegó a Portugal echa unos zorros y se fue peor.
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