No hubo ganadores en Balaídos en el cierre de una jornada, la séptima, que confirma el parejo amanecer de un campeonato en el que ambos se instalan en la zona media de la tabla. El Celta arrancó mandón y hasta avasallador y cuando llegó el descanso ya estaba contra las cuerdas. Ahí se quedó casi hasta el final en un padecido ejercicio de supervivencia en el que no pudo guardar el tesoro de un gol concedido por un grosero fallo del meta del Getafe. A la gente no le gustó en Vigo el rendimiento de su equipo, que se fue entre silbidos.
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