Con paciencia y talento, virtudes que se transforman en victorias gracias a una gran pegada, el Sevilla se impuso a un buen Huesca, un colista que dio la cara en un escenario complicado hasta que no tuvo más remedio que rendirse en el minuto 65. Entonces, con André Silva lesionado, surgió la figura de Ben Yedder, un delantero diferente, que sabe combinar a la perfección con sus compañeros en espacios reducidos. El francés se inventó una deliciosa jugada para dar un pase de gol a Sarabia, que siempre está. Entre el talento de Ben Yedder y el oportunismo de Sarabia, el Sevilla derrotó al Huesca, aguerrido hasta entonces, y se coloca en la tercera posición empatado a puntos con el Atlético de Madrid. En esa jugada y en la del segundo gol, con una pared fantástica de Vázquez, con definición perfecta de Sarabia, residió, básicamente, la diferencia entre un equipo que aspira a jugar la Liga de Campeones y otro que lucha por el descenso. El Huesca lo dio todo, peleó siempre y fue muy ordenado gracias al buen sistema planteado por su entrenador, Francisco. Virtudes que, al final, acabaron sepultados por la técnica y la pegada de este buen Sevilla de Pablo Machín. Los datos no engañan. Son 52 goles en 20 choques oficiales en el presente curso. El triunfo, trabajado, dejó atrás las dudas de un primer tiempo donde el VAR fue protagonista.
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