De niño, el tiempo de Jorge España lo marcaba el agua. Nació de manera prematura hace 32 años en Zaragoza y cuando lo sacaron de la incubadora era sordo y ciego. No distinguía el día de la noche, y su madre lo metía en la bañera para despertarlo y que no durmiera cuando no tocaba. Si lo dejaba solo unos minutos, al volver lo encontraba dormido, solo la nariz asomando fuera del agua. Luego aprendió él solo a flotar en una piscina, vigilado por alguno de sus siete hermanos. Ahora se prepara para completar un triatlón el próximo septiembre en el campeonato de España de paratriatlón: 800 metros a nado, 20 kilómetros en bicicleta y 5 kilómetros corriendo. Sería el primer sordociego congénito del mundo en hacerlo. Pero él no lo sabe.
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