Tuvo que llegar la Copa para que el Real Madrid encontrara un mínimo consuelo a su situación más convulsa en la última década. Despedido Lopetegui y colocado Santiago Solari como solución de paso, el equipo blanco goleó a un Melilla valiente y capaz hasta que le aguantó el aliento. Benzema, uno de los titulares reclutados por necesidad para la cita, abrió el marcador de un encuentro que el Madrid solventó más por inercia que por juego.
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