Nunca se sabe dónde puede nacer un mito. Argentina se enfrentaba a Brasil en la final de la Copa América de 1957. La Albiceleste se impuso por tres goles a cero. Al finalizar el encuentro, celebrado en el estadio Nacional de Lima, le cedieron un micrófono a Federico Vairo, líder del equipo campeón. “Es... es todo gracias a estos caras sucias, a estos cinco sinvergüenzas”, dijo. Se refería a Orestes, Maschio, Angelillo, Sívori y Cruz, delanteros del equipo.
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