Cillessen atrapó el balón con las manos, lo retuvo unos pocos segundos por si se decantaba por el pelotazo y acabó por plantarlo en el suelo ante la avidez de los rivales por recuperar el esférico y la indiferencia de sus compañeros en pedirlo. Acabó por jugarlo en corto e, instantes después, el Barça perdió la posesión. Ocurrió en el minuto 22, pero fue un claro ejemplo de la puesta en escena azulgrana, tan torpe y caótica en la creación como nula en la agitación y el remate. Resulta que el cóctel de Valverde quedó agrio: la defensa no salió jugando; los medios no se subrayaron en el pase; y los puntas fueron a la suya.
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