Derrick Rose, a sus 30 años, recordó al de sus mejores tiempos con una memorable exhibición que lanzó hacia la victoria a su equipo. Minnesota superó la enorme resistencia que opuso a Utah (128-125) gracias sobre todo a los 50 puntos de Rose, incansable, decisivo en el apretado final de partido. La afición puesta en pie coreó a Rose con el célebre cántico “¡MVP!” reservado a los mejores. Y el base de los Timberwolves acabó el partido llorando, emocionado, muy consciente del significado de semejante actuación, por fin recuperado su mejor nivel después del calvario de las lesiones y la depresión en que se sumió.
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