lundi 24 juillet 2017

Sarah Sjöström, más músculo, más fatiga, más gloria

Allí donde la cadena evolutiva separó a los mamíferos terrestres de los marinos debió haber un gen que se perpetúa en Sarah Sjöström. La sueca de 23 años ha alcanzado su plenitud física y estilística, y los visitantes de la piscina del Danubio agradecen que así sea. Su forma de abordar el agua no tiene nada que ver con el frenesí de Ledecky, ni con la fuerza de Peaty, ni con la delicadeza y la versatilidad de Hosszu. Ella no gestiona el líquido como si su técnica fuese la consecuencia del adiestramiento o la adaptación, sino como lo hacen esos cetáceos que dan vueltas distraídamente al tanque de un acuario antes de comerse un cubo de sardinas. Su coordinación le permite una elasticidad inusual. Tan extraña que el domingo batió el récord de 100 libre (51,71 segundos) y este lunes conquistó el oro de 100 mariposa bordeando su propia plusmarca mundial (55,53s frente a los 55,48s que logró en los Juegos de Río). Un prodigio natural.

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