Pasan los años en Sierra Nevada y la nieve cae y se derrite sobre el Mulhacén y pasan los inviernos y los veranos y Mireia Belmonte sigue ahí, encerrada durante semanas en la piscina del CAR a 2.000 metros de altura con Pol Gil, Jimena Pérez y Antonio Arroyo, sus compañeros de fatigas, y con Fred Vergnoux (Francia, 1974), su entrenador, que no para de darle vueltas a todo después del oro de los Juegos de 2016. ¿Y ahora qué?
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