“Alguien quería que yo tuviese el final soñado”, dice Haimar Zubeldia, que el sábado, al lado de Usurbil, donde nació el 1 de abril de 1977, ha colgado la bicicleta al final de una Clásica de San Sebastián que ha disputado con el dorsal número uno. Quien pensara que no podría haber Tour, o ciclismo, sin la presencia permanente y silenciosa del ciclista guipuzcoano en el pelotón se equivocaba.
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