El equipo español de waterpolo femenino ha conseguido algo que los militares consideran una maniobra de gran dificultad: el equivalente a una retirada ordenada. Después de conquistar la plata en los Juegos de Londres y el oro en el Mundial de 2013, la selección se ha regenerado hasta volver a funcionar como una unidad de elevadísimo carácter competitivo. Miki Oca, el seleccionador, figura como máximo responsable del proceso, que no ha sido fácil y ha supuesto momentos de frustración y penuria en los Mundiales de Kazán (7º puesto) y en los Juegos de Río (5º).
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