Contabiliza el Barça dos partidos por triunfos con un saldo de tres goles en la gira norteamericana. Todas las dianas han corrido por cuenta de Neymar, que ha empezado la pretemporada como un tiro, eléctrico en el quiebro y el sprint, afinado a más no poder en el remate. Protagonismo que le señala como un extremo único en el mundo y que explica el persistente interés del PSG, que lo quiere a toda costa por más que cueste 222 millones tal y como estipula su cláusula de rescisión. Pero hasta el momento el brasileño solo habla con los pies y desde el Barcelona se tiran de los pelos, preocupados por el futuro incierto del 11. “Poco más podemos hacer. Ya hablará cuando él quiera”, asumen desde la entidad azulgrana, un tanto molestos con el jugador. No porque guarde silencio, sino porque ese mutismo comporta la indefinición del futbolista sobre su futuro. O, al menos, eso quieren pensar.
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