Para Miriam Blasco (Valladolid, 1963), la final olímpica fue un torrente de emociones. Semanas antes de los Juegos, su entrenador, Sergio Cardell, había muerto en un accidente en una moto que la yudoca española había comprado a su marido de entonces. En Barcelona, Miriam tenía una presión máxima. El yudo femenino se estrenaba como disciplina olímpica y ella era la campeona del mundo. Cargaba con la responsabilidad, además, de ser la primera medallista española de la historia en una cita de verano… aunque ella no lo sabía. En el combate por el oro en la categoría de -56 kilos peleó con la inglesa Nicola Fairbrother. Cuando ganó y subió a lo alto del podio, todas esas emociones brotaron como lágrimas. Aquel oro derribó un muro y despegó el deporte femenino español. Para Blasco, fue la demostración de que podía alcanzar sus retos. Luego fue senadora por Alicante con el Partido Popular y hace año y medio se casó con Fairbrother, su rival en 1992. En la boda, intercambiaron los metales de Barcelona. Alianza de oro para Nicola y de plata para Miriam. “Es una historia bonita porque es una historia de amor”, recuerda.
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