Fue un espectáculo de fútbol. Pero hubiese o no habido goles, la fiesta y el show estaban garantizados. Todo estaba milimetrado al detalle en el estadio Hard Rock de Miami para este partido en el que el Barça ha vencido (2-3) al Real Madrid. Antes de que los jugadores saltaran al césped, se emitieron dos vídeos de cada equipo en las pantallas. Tras las porterías se colgaron dos pancartas enormes con los escudos y un lema. Y cuando entraron al terreno de juego, el estadio estaba prácticamente a oscuras bajo una música de suspense, como si fueran gladiadores. Solo un foco blanco iluminaba a los jugadores mientras caminaban lentamente. Tras colocarse ante los fotógrafos, se soltaron fuegos artificiales. Hubo un clamor generalizado y las luces se encendieron.
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