En la mañana del martes 18 de julio, mientras los miembros de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) registraban la Ciudad del Fútbol de Las Rozas en el marco de la Operación Soule, en la cafetería de la sede federativa una empleada muy afín a Ángel María Villar espetaba a sus cariacontecidos compañeros: “Al que se ría lo apunto”. Sin haber dictado aún el juez Santiago Pedraz el auto de prisión, el círculo más cercano al presidente encarcelado por corrupción, se encargaba de difundir por la sede y a algunos medios de comunicación que saldría libre y sin cargos junto a su hijo Gorka Villar y el vicepresidente económico Juan Padrón, ambos también en prisión. La creencia en la inocencia de Villar padre es tal que sus directivos más afines le preparaban un homenaje en la suspendida asamblea federativa prevista para el jueves pasado. La idea, según relata un empleado federativo, era recibirle en pie y con aplausos. El agasajo al presidente reo incluía el montaje de un vídeo al son de la canción del cantante y compositor argentino Coti “Nada de esto fue un error”.
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