Jhonattan Vegas (Maturín, Venezuela, 1984) es un caso extraño. De niño no quería jugar al béisbol, el deporte nacional, sino ser jugador de golf. Su padre, Carlos, cuidaba un campo de nueve hoyos junto a un campamento petrolero en Monagas, a orillas del río Orinoco, al que iban a pasar el rato los empleados. Jhonattan y sus tres hermanos adoptaron el golf como la manera de competir entre ellos. “Eso me ha llevado hasta aquí”, recuerda ahora Vegas, después de fallar el corte en el Open Británico (11 sobre el par).
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