Hubo quien, concluidos los Juegos de 1992, lanzó una propuesta estrafalaria. Que la competición, tras la ya comprometida cita de Atlanta en 1996, pasara a celebrarse de manera permanente en Barcelona. Así de entusiasmado quedó Paul Witteman, periodista de la revista Time, certero a la hora de escoger al rey de la cita: “Magic Johnson ha sido el hombre. Tocó el corazón de la gente con su optimismo y su personalidad”. Un rey que no hubiera podido siquiera competir de no haber sido por la votación llevada a efecto por la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) en abril de 1989. 56-13 fue el recuento que abrió la puerta de los Juegos a los jugadores de la NBA, pese al voto en contra de la Federación Estadounidense.
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