Polonia profundizó la tendencia conservadora del fútbol que se practica en la Eurocopa clasificándose para cuartos de final después de aguantar el asedio suizo durante más de una hora de nervios, mohines y calambres. Los polacos se adelantaron con un contragolpe y el resto fue el imperio de Shakiri, el extremo suizo, dueño de un partido que se decidió en la tanda de penaltis. Ganó el equipo que menos ofreció al público, muy en sintonía con la nueva ola.
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