Como en la final de la Liga de Campeones de Milán, en 2016, el Atlético volvió a estrellarse frente al punto de penalti. Esta vez fue contra un viejo conocido: Thibaut Courtois. El meta belga, pulido en sus cuatro años en el Atlético por el preparador de porteros Pablo Vercellones y por uno personal en sus horas libres, ya se impuso antes de la resolución desde los once metros a Morata en un disparo a su palo y en un intento de chilena que despejó con el pie. En la prórroga, también le ganó un mano a mano a Vitolo y evitó otro tanto cuando Mendy desvió un centro de Correa. En los penaltis enseñó sus largos brazos para intimidar a Saúl en el primer lanzamiento y paró el tiro de Thomas como si lo hubiera adivinado.
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