Virgil van Dijk se elevó sobre Brandon Williams —25 centímetros más bajo— como lo haría un adulto sobre un benjamín. A la salida de un córner lanzado por Alexander-Arnold antes del cuarto de hora de partido, el central superó a su imberbe marcador y cabeceó el 1-0 con solvencia. Cuando después, en plena celebración por la victoria del Liverpool ante el United le preguntaron cómo había sido, el héroe se encogió de hombros: “Siempre me habían marcado los tíos más fuertes en el juego aéreo del equipo contrario pero...”.
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