Era un coloquio informal entre periodistas que cubrían la información del Betis, un debate sobre las alineaciones del Barça y la mejor posición de Messi sobre el tapete, allá en 2017. “Pues yo lo pondría de falso 9, como hacía Guardiola, porque así no está limitado”, resolvió Quique Setién, también presente en la discusión, entonces técnico en el Benito Villamarín. Su segundo, Éder Sarabia, ya en el Camp Nou y con el chándal azulgrana puesto, quiso jugar al ratón y al gato cuando le cuestionaron por la ausencia de Luis Suárez—lesionado cuatro meses— y su posible sucesor en el frente de ataque. “Tenemos varias alternativas y de lo que se trata es que la pelota llegue a esas posiciones en las mejores condiciones”, convino. Nadie mejor que Messi para ello, toda una declaración de intenciones de Setién en su estreno azulgrana. “Uno se tranquiliza teniendo a Leo. Lleva una década desatascando estos partidos y cuando cae el balón en sus pies, ya sabes que el porcentaje de acierto es muy alto”, reflexionó el técnico.
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