Las turbulencias zarandearon la tercera temporada de Ernesto Valverde como entrenador del Barcelona desde antes ya del despegue. El lastre se acumuló desde mayo, tras la eliminación de las semifinales de la Liga de Campeones, con el desplome ante el Liverpool (4-0 después de haber vencido por 3-0 en el Camp Nou), y la derrota en la final de la Copa ante el Valencia (2-1). Dos fiascos en tres semanas, con el agravante de que el de la Champions sobrevino tras el varapalo de un año antes, en los cuartos de final, en Roma, donde el equipo azulgrana quedó petrificado y encajó un 3-0 que hizo inútil el 4-1 de la ida.
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