Ningún club percibe mejor la derrota que el Barça. Aquel fatalismo, y también el relato victimista que parecía superado desde la llegada de Johan Cruyff, han reaparecido de alguna manera con la caída en la semifinal de la Supercopa en Arabia Saudí. El desplome en Yedda ha evocado a muchos barcelonistas las sangrantes derrotas de Roma y Liverpool. El equipo no supo rematar un partido que tenía ganado contra el Atlético (2-3) de la misma manera que fracasó en sus dos últimas eliminatorias de la Champions después de cantar victoria en el Camp Nou.
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